Entre el silencio del valle de Sigüenza y la brisa del río Salado, se encuentran las Salinas de Imón, un patrimonio preindustrial histórico de 12 hectáreas de extensión que destaca por su compleja estructura y su antigua funcionalidad.
Caminar por estas calles empedradas puede transportarnos a otros tiempos más antiguos, y maravillarnos por la increíble capacidad humana de construir y progresar. También puede hacernos reflexionar sobre el valor que le otorgamos a las edificaciones que en antaño tuvieron tanta significancia y que hoy se presentan como una muestra más del pasado de la humanidad.
Las Salinas de Imón escribieron durante mucho tiempo la historia del pueblo, al ser una de las de mayor producción en España. Entre los siglos X y XIII, este lugar revestía una gran importancia, ya que, por aquella época, la sal era un factor positivo de desarrollo, pues con ella se podían conservar los alimentos, en especial el pescado y el ganado porcino. La planta llegó a generar 3600 toneladas anuales de cloruro sódico.
En la actualidad, las salinas aún funcionan pero con una intensidad muchísimo menor. Su funcionamiento fuerte es desde el mes de mayo hasta el mes de octubre, ya que son los meses de mayor evaporación. La visita es libre. Desde Casa Chocolat se puede llegar en apenas 6 minutos andando.
Edificios y usos
Las Salinas de Imón están compuestas en la actualidad por diversos tipos de edificios construidos con piedra caliza y trabado de argamasa, situados a ambos lados de la carretera que conduce desde Sigüenza a Atienza.
Las construcciones que se pueden ver ahora datan de distintas épocas, aunque la mayor parte del conjunto arquitectónico es del siglo XVIII.
Los más importantes son los almacenes, que cuentan con grandes proporciones y eran comunes para toda la salina. Tienen un pórtico de entrada con columnas de piedra o de madera y su interior es empedrado. Hay dos grandes almacenes: el de San José y el de San Antonio. También hay edificios para oficinas y la casa del guarda.
Otras edificaciones características son los molinos, de planta octogonal, donde se alojan las norias que extraerán el agua de los pozos.
Las norias, de tiro o de sangre, por ser movidas por animales, tienen una doble estructura de madera: rueda motora, situada horizontalmente, y rueda elevadora, situada verticalmente.
Las instalaciones se completan con un sistema de separaciones y comunicaciones. Los distintos depósitos para el agua están empedrados y separados entre sí por muros. El agua pasa de los pozos a los recocedero, calentadores y balsas por un sistema de acequias, canaletas o tuberías de madera.
A su vez, comunicando la instalación con los almacenes, hay caminos empedrados de diversa anchura en función de su modo de uso, a pie, de caballerías o de vehículos, incluidas vagonetas que transportaban la sal.
¿Cómo llegar a las Salinas de Imón?
Las Salinas de Imón se encuentran a solo 500 metros de distancia de Casa Chocolat. Se puede llegar caminando en apenas 6 minutos, por la C. Soledad. Las salinas están situadas en la pedanía de Imón, perteneciente al municipio de Sigüenza, en la provincia de Guadalajara. Desde Madrid, en menos de 2 horas ya estás en las Salinas, tomando la A-2 que une Zaragoza con Madrid, coges la salida de Sigüenza, continuando por la CM-110, justo antes de llegar a Imón, encontrarás las salinas.
Naturaleza y alrededor
Además de las edificaciones, se puede observar también un ecosistema peculiar que brinda hogar a especies inhabituales por estas latitudes. Acá habitan plantas halófilas, llamadas así por su apetencia de la sal. También hay determinadas bacterias y un pequeño crustáceo, como la Artemia Salina, que es el responsable de teñir de un peculiar tono rojizo a las aguas salinas. Además, la zona está declarada como Lugar de Interés Comunitario y Zona de Especial Protección para las Aves